Comentario
Capítulo duodécimo
De las diversidades de las aguas y de diversas calidades de la disposición de la tierra
Párrapho primero: del agua de la mar y de los ríos
En este primero párrapho se trata de la agua de la mar y de la mar, al cual llaman téuatl, y no quiere dezir "dios del agua" ni "diosa [del] [a]gua", sino quiere dezir "agua maravillosa en profundidad y en grandeza". Llámase también ilhuicáatl, que quiere dezir "agua que se juntó con el cielo", porque los antiguos habitadores de esta tierra pensavan que el cielo se junta con el agua en la mar, como si fuese una casa, que el agua son las paredes y el cielo está sobre [el]las. Y por esto llaman a la mar ilhuicáatl, como si dixesen "agua que se junta con el cielo". Empero, agora después de venida la fe, ya saben que el cielo no se junta con el agua ni con la tierra, y por esso llaman a la mar uéyatl, que quiere dezir "agua grande y temerosa y fiera", llena de espumas y de olas y de montes de agua, y agua amarga, salada o mala para bever, donde se crían muchos animales que están en contino movimiento.
A los ríos grandes llaman atóyatl; quiere dezir "agua que va corriendo un gran prisa", como si dixese agua apresolada en correr. Los antiguos de esta tierra dezían que los ríos todos salían de un lugar que [se] llama Tlalocan, que es como paraíso terrenal, el cual lugar es de un dios que se llama Chalchiuitlicue. Y también dezían que los montes están fundados sobre el cual, que están llenos de agua y por de fuera son de tierra, como si fuesen vasos grandes de agua o como casas llenas de agua, y que cuando fuere menester se romperán los montes y saldrá el agua que dentro está y anegará la tierra. Y de aquí acostumbraron a llamar a los pueblos donde vive la gente altépetl, que quiere dezir "monte de agua" o "monte lleno de agua". Y también dezían que los ríos salían de los montes y aquel dios Chalchiuitlicue los embiava. Pero sabida la verdad de lo que es agora, es que por la voluntad de Dios la mar entra por la tierra por sus venas y caños, y anda por debaxo de la tierra y de los montes, y por donde halla camino para salir fuera, allí mana, o por las raízes de los montes o por los llanos de la tierra, y después muchos arroyos se juntan juntos y hazen los grandes ríos que se llaman atóyatl. Y aunque el agua de la mar es salada o amarga, el cual de los ríos dulce, pierde el amargor o sal, colándose por la tierra o por las piedras y por la arena y se haze dulce y buena de bever. De manera que los ríos grandes salen de la mar por secretas venas debaxo de la tierra, y saliendo se hazen fuentes y ríos.
Párrapho segundo: de diversos nombres de ríos y fuentes
Hay un río que se llama Chicunáuatl. Es el de Tulocan, y otro[s] río[s] semejantes a él, y es porque tienen nueve fuentes, o pocas más o menos, de donde nacen.
Hay otro río en la tierra caliente hazia Couixco que se llama Amacózatl. Críanse en él caimanes y otros pescados grandes, casi como tiburones.
Hay otro río hazia la provincia de los cuextecas que se llama Quetzálatl, que quiere dezir "agua como pluma verde rica". Llámanla ansí porque es muy clara y muy buena, y donde está profunda parece verde.
Hay otro río que está camino de Cuauhtimallan, donde hay muchos caimanes, y llámanle Tecuánatl, que quiere dezir "agua en que hay bestias fieras que comen hombres", porque se crían en él aquellos animales fieros.
Al río de Tulla llámanle Tullánatl, que quiere dezir "el río de Tulla", porque pasa por medio del pueblo. Es el agua como negrestina. Es pedroso y cenojo, que tienen muchas piedras y cieno resbaradizo. Corre con ímpetu, y muchas vezes lleva el río abaxo a los que pasan por él.
Hay un río que se llama Néxatl, que quiere dezir "legía" o "agua
pasada por ceniza". De esta calidad está un río entre Uexotzinco y [A]capetlaoacan, que desciende de la sierra que ahuma, que es el Bulcán, que comiença desde lo alto del Bulcán. Es agua que se derrite de la nieve y pasa por la ceniza que echa el Bulcán, y súmese bien cerca de l[a] nieve. Torna a salir abaxo por entre Uexotzinco y Acapetlaoacan. Yo vi el urigen y el lugar donde se sume, que es junt[o] a la nieve, y el lugar donde torna a salir.
Hay un no que se llama Totólatl, que quiere dezir "río donde beven las gallinas silvestres". Hay ríos que llaman "agua prodigiosa. o maravillos[a]", porque mana y corre algún tiempo, y otro tiempo dexa de manar y correr. Y yo vi dos arroyos, uno entre Uexotzinco y San Salvador, y otro entre Uexotzinco y Calpan, que manan y corren en el tiempo que llueve, y cesan de correr y manar en el tiempo que [no] llueve, y que está entre Calpan y Uexotzinco. Llaman Pipináoatl.
Hay algunos arroyos en esta tierra que corren y tienen fuente donde manan, y a las vezes corren y a las vezes dexan de correr. Dize que cuando pasa por ella dexa de correr o se seca, porque dizen que ha vergüença de los que pasan. Y por esto la llaman pináoatl o pipinaoa atl, que quiere dezir "agua vergüençosa". Y de esta manera son los dos arroyos que arriba dixe, que están cabe Uexotxinco.
Las fuentes que manan de la tierra llana llámanlas ameyalli; quiere dezir "agua que mana". El agua de estas fuentes es dulce, y bévese, y mantiene por la mayor parte; y algunas de estas fuentes son salobres y de mal sabor y de mal olor, y algunas que hazen daño al cuerpo bebiéndolas, y causa[n] enfermedad.
Los arroyos que llevan poca agua se llaman apitzactli, que quiere dezir "agua que corre poco".
A las fuentes que manan de su profundo levantando la arena, que parece que la mesma arena mana, llámanlas xálatl, que quiere dezir "agua de arena". Tienen ésta por muy bien agua.
Al braço de mar o de río llámanle ámaitl, que quiere dezir "braço de agua".
A las lagunas o estanques donde se crían espadañas o joncias, que no corren por ninguna parte, llámanlas amanalli, que quiere dezir "agua que está queda". También llaman amanalli a las lagunas que se junta de agua llubediza.
Acuecuéxatl es una fuente que está cerca de Coyooacan que han provado en tiempos pasados de traerla a México para sustento de la ciudad, y reventó tanta agua que anegó a la ciudad y a to[dos] los pueblos que están en estos llanos. Otra vez, siendo visorrey don Gastón de Peralda, se provó de traerla a México y se hizo harto gasto, e nunca pudieron traerla. Dexáronla, y veniendo a guavernar el visorrey don Martín Enríquez, proveyó de agua a la ciudad de México con gran abundancia de la fuente de Sancta Fe, como agora lo vemos muy proveída en este año de mil y quinientos y setenta y seis.
A la fuente que solía venir a México con que se proveía la ciudad de agua ab antiquo la llaman Chapoltépec, que quiere decir "monte como cigarra" o "como langosta", porque ella nace al pie de un montecillo que parece langosta. El agua de esta fuente es mala y no suficiente para el proveimiento de toda la ciudad. Por eso hizo bien don Martín Enríquez, visorrey, en procurar de traer la otra que arriba dixe.
A los poços que son cavados debaxo de tierra, y manan y sacan de ellos agua, y no son muy profundos, llaman atlacomolli, porque son cavados debaxo de tierra. Sacan de ellos agua para bever y para lo demás.
A los poços profundos que manan y sacan de ellos agua llaman ayoluaztli, y a los que no son profundos no los llaman sino atlacomolli. A los manantiales profundos de las fuentes que corren llámanlos axoxouilli, que quiere dezir "agua açul", porque por ser el agua muy pura y profunda parece que es açul.
Párrapho tercero: de diversas calidades de tierra
A la tierra fértil para sembrar, y donde se haze mucho lo que se siembra en ella, llaman atoctli, que quiere dezir "tierra que el agua la ha traído". Y llámanla tlalcoztli y también xalatoctli. Es tierra blanda, soelta, hueca, suave. Es tierra donde se haze mucho maíz o trigo, en que de pocas sementeras se haze mucho fructo.
A otra manera de tierra fértil donde se haze muy bien el maíz y el trigo la llaman cuauhtlalli, que quiere dezir "tierra que está estercolada con maderos podridos". También se llama tepetlalli, y también se llama cuecháoac y cóztic, que quiere dezir tierra suelta, y amarilla, y hueca".
Otra tierra también fértil se llama tlalcoztli, que quiere decir "tierra amarilla", el cual color de tierra significa fertilidad.
A otra manera de tierra fértil la llaman xalatoctli, porque es tierra arenosa que la agua le trae de los altos. Es tierra suave de labrar.
Hay otra manera de tierra fértil que se llama tlaçotlali, que es tierra donde las yervas se buelven en estiércol y sirven de estiércol, enterrándolas en ella.
A las tierras que se venden y compran, y pasan de unos a otros, llaman tlalcoalli, que quiere dezir "tierra comprada". Y estas tierras por la mayor [par]te son fértiles.
A las tierras cuyos dueños son muertos y las dexaron desamparados las llaman miccatlalli, que quiere dezir "tierra de defunctos".
A la tierra arenisca, escasa, y que da poco fructo la llaman xalalli, que quiere dezir tierra arenosa y estéril.
Hay una tierra pegaxosa, buena para hazer barro de paredes y suelos para los tlapancos. Y también es fértil. Házese bien el maíz y el trigo.
Hay otra manera de tierra fértil que se llama callalli; quiere dezir "tierra donde ha estado edificada alguna casa". Y después que se cava y siembra es fértil.
A la tierra echada a mano y allanada con propósito de hazer allí algo, estante aquella llanora hecha a mano, llámanla tlalmantli; quiere dezir "tierra echada".
La tierra que la allanan y la asientan o tupen a mano llámanla tlaluitectli, que quiere dezir "tierra asentada a golpes".
A la tierra estercolada la llaman tlalauíac, que quiere dezir "tierra suave", porque la han adovado con el estiércol.
A las tierras donde se pudren los mague[y]es y se han buelto estiércol dízenla metlalli, "tierra estercolada con mague[y]es".
A la tierra de riego la llaman atlalli, que quiere dezir "de agua o "tierra que se puede regar".
A la ladera o repecho, o falda de algún monte o collado, llaman tepetlali, que quiere dezir "tierra de cuesta". A la tierra pedregosa o cascaxosa, que es hueca y buena, llámanla tetlalli, que quiere dezir "tierra pedregosa", no naturalmente, sino por haverlo labrado piedras o cantos.
En los repechos de las cuestas hay unas tierras pedregosas o cascaxosas, y ásperas y secas, y llámanlas tetlalli, que quiere dezir "tierra pedregosa o cascaxosa". Házese bien el maíz, y llámanle tecintli.
Hay unas tierras que tienen mucho en sí la humedad del agua, y por esto son fértiles, y llámanlas techiáuitl, que quiere dezir "tierra temperosa".
Hay una tierra pegaxosa que es buena para hazer barro o adoves. Llámanla tlaltzauctli, que quiere dezir "tierra pegaxosa", como tzauctli. Es la misma que arriba se llama teçóquitl.
La tierra donde se haze espadañas y juncos, y que es tierra hueca y húmeda, casi a manera de ciénaga que andando sobre ella parece que se sume la misma tierra, llámanla tlalcocomoctli. Es tierra buena para sembrar, y fértil.
Hay una manera de tierras que son húmedas de su natural, por ser baxas. Y aunque no llueve, tienen témpero y humedad. En estas tierras se haze bien el maíz cuando no llueve mucho, cuando llueve mucho, piérdese en [ella] el maíz.
A la tierra estéril, donde ninguna cosa se haze bien, llámanla tlalçolli, que quiere dezir "tierra de codornices" o "de color de codornices".
Párrapho cuarto: de las maneras de ruin tierra, no fortífera
La tierra salitrosa se llama tequixquitlalli, que quiere dezir "tierra donde se haze salitre". Es tierra estéril por razón del salitre que es de mala condición.
La tierra donde se haze sal también es infroctífera.
A la tierra que no beve el agua, sino que está siempre sobre ella, llámanla nantlalli. Es estéril.
A una tierra blanquecina, estéril, en que no se haze cosa alguna, llaman tlaliztalli, que quiere dezir "tierra blanquecina", sin provecho.
A otra tierra blanca llaman tenextlalli; quiere dezir "tierra de cal" o "tierra como cal". Es tierra sin provecho.
A una manera de tierra llaman tlaltenextli, que quiere dezir "tierra de cal", no porque es blanca, ni tiene que ver con cal, mas ella cozida y molida, y embuelta con la cal, házela muy fuerte y auméntala. Es tierra negra, como de adoves.
Hay una tierra bien conozida que se llama teçontlalli, que es y se usa para mezclar con la cal y házela muy fuerte. Véndese mucho aquí en México para los edificios.
Hay una tierra que se llama axixtlalli, que no es para nada: el lugar donde urinan, y es como tequíxquitl.
A los muradales donde echan la ceniza, que en cada barrio donde echan la ceniza hazen un montón de ella, llámanla nextlalilli, que quiere dezir "tierra ceniza". No es buena para nada.
Tecpatlalli, que quiere dezir "moradar de pedezuelos de pedernales y otras piedras", donde los lapidarios echan el estiércol de su oficio.
A la tierra con que hazen los tlapancos, y también la tierra que ha caído de los tlapancos de las casas derrocadas, llámanla tlapantlalli, que quiere dezir "de terrados".
A la tierra seca donde no se [da] nada, por ser ella naturalmente seca, aunque no se hazen yervas como çacate, pero otra cosa no se haze, llámanla teuhtlalli, que quiere dezir "tierra seca" o "tierra polvo".
Al polvo que se levanta de la tierra llaman teuhtli.
Hay una tierra que se llama atíçatl, que es blanca o blanquecina, que tiene greda mezclada. Por tiempo se buelve en greda.
Hazen de ella adoves. No es buena para otra cosa.
A toda la comarca de México llaman mexicatlalli, que quiere dezir la tierra de México".
A las provincias donde habitan los totonaques llaman totonacatlalli. Es tierra caliente y fértil, de muchas fructas, etc.
A las provincias donde están los tarascos llámanla[s] michuacatlalli.
A la provincia donde moran los mixtecas llámanla mixtecatlalli, que quiere dezir "donde habitan los mixtecas". Son pinoles y chontales y nonohuales. Son grandes chorcheros.
Aquellas provincias que están a la parte del sur, cerca de la mar, en esta Nueva España, llámanlas anauacatlalli. Son tierras ricas, y de oro y de plumas, etc.
A las provincias donde moran los chichimecas llámanlas chichimecatlalli. Es tierra muy pobre, muy estéril, y muy falta de todos los mantenimientos.
Párrapho quinto: de diversas maneras de tierra para hazer tinajas, ollas, cántaros, etc.
Hay barro en esta tierra para hazer loça y basija. Es muy bueno y muy pegaxoso. Amásanlo con aquellos pelos de los tallos de las espadañas. Llámase teçóquitl y contlalli. De este mesmo barro se hazen los comales. También se haze de este mismo barro toda manera de escudillas y platos.
Hay una tierra de que hazen sal, que se llama iztatlalli. Conócenla los que hazen sal.
Hay una manera de tierra amarilla con que enxalbegan las paredes por bien parecer.
Hay una tierra que es como almagre; es colorada. Llámanla tlalchichilli. Embarnizan con ella las escudillas y platos y jarros, porque los da un lustre muy bueno colorado. También se llama caxtláuitl, porque embarnizan con ella a las escudillas y salseras.
Los términos para hazer barro, que se llama çóquitl, son que primeramente lo mojan, después lo hazen lodo ralo, y después se endurece, etc.
Hay un cieno en los caminos de las canoas que se llama açóquitl, con que hazen muchas cosas. [Con] ello trasponen el maíz y con ello también hazen tlapancos, y son buenos tlapancos.
Hay una tierra que se llama palli, "teñir de negro". Hay minas de este barro o tierra. Es precioso. Con esto también tiñen los cabellos las mugeres para hazerlos muy negros.
Hay una tierra muy pegaxosa; es negra. Mezclan con la cal para edificar.
Párrapho sesto: de las alturas, baxuras, llanos y cuestas de la tierra, y de los nombres de los principales montes de esta tierra
Aquí se ponen todas las calidades de los cerros o cuestas altas, o monte, donde hay vocablos que propriamente significan todas las maneras que hay de montes. Aquí se ponen los nombres proprios de algunos montes señalados.
Hay un monte muy alto que humea, que está cerca de la provincia de Chalco, que se llama Popocatépetl, que quiere dezir "monte que humea". Es monte monstruoso de ver. Yo estuve encima de él.
Hay otra sierra junta a ésta, que es la Sierra Nevada, y llámase Iztactépetl, que quiere dezir "sierra blanca" o Iztaccíoatl, que quiere dezir "muger blanca". Es mostruoso de ver lo alto de ella, donde solía haver mucha idolatría, y yo la vi y estuve sobre ella.
Hay un gran monte que se llama Poyauhtécatl. Está cerca de Auilliçapan y de Camachalco. Ha pocos años que començó a arder la cumbre de él. Y yo le vi muchos años que tenía la cumbre cubierta de nieve, y después vi cuando començó a arder. Y las llamas se parecían de noche y de día de más de veinte leguas. Y agora, como el fuego ya ha gastado mucha parte de lo interior del monte, ya no se parece el fuego, aunque siempre arde.
Hay otro gran monte cerca de Tlaxcalla, al cual llaman Matlalcueye, que quiere dezir "muger que tiene las naoas açules".
Hay otro, monte cerca del Coloacan y Itzapalapan. Aunque no es muy alto, es muy afamado, cual se llama Uixachtécatl.
Otro monte cerca de Cuitláoac que se llama Yaoaliuhqui. Todos estos montes tienen cosas notables.
Nota
Haviendo tratado de las fuentes, aguas y montes, parecióme lugar oportuno para tratar de las idolatrías principales antiguas que se hazían y aún hazen en las aguas y en los montes. Una idolatría muy solemne se hazía en esta laguna de México, en el lugar que se llama Ayauhcaltitlan, donde dizen que están dos estatuas de piedra grandes. Y cuando se mengua la laguna quedan en seco, y parécense las ofrendas de copal y de muchas basixas quebradas que allí están ofrecidas también. Allí también ofrecían coraçones de niños y otras cosas. En el medio de la laguna, donde llaman Xiuhchimalco, dizen que está un remolino donde se sume el agua de la laguna. Allí también se hazían sacrificios cada año. Echavan un niño de tres o cuatro años en una canoita nueva, y llevávala el remolino, y tragávala a ella y al niño. Este remolino dizen que tiene un respiradero hazia Tula, donde llaman Apazco Sanctiago, donde está un ponzanco profundo; y cuando crece la laguna, crece él, y cuando mengua la laguna, mengua él. Y allí dizen que muchas vezes han hallado la canoita donde el niño havia sido echado.
Hay otra agua donde también solían sacrificar, que es en la provincia de Talocan, cabe el pueblo de Calimanyan. Es un monte alto que tiene encima dos fuentes que por ninguna parte corren, y el agua es claríssima y ninguna cosa se cría en ella porque es frigidíssima. Una de estas fuentes es profundíssima. Parece gran cantidad de ofrendas en ella. Y poco ha que, yendo allí ciertos religiosos a ver aquellas fuentes, hallaron que havia una ofrenda allí reciente, ofrecida de papel y copal y petates pequeñitos, que havía muy poco que se havía ofrecido; estava dentro del agua. Esto fue el año de mil y quinientos y setenta, o cerca de por allí. Y el uno de los que la vieron fue el padre fray Diego de Mendoça, el cual era al presente guardian de México, y me contó lo que allí havia visto.
Hay otra agua o fuente muy clara y muy linda en Xuchimilco, que agora se llama Sancta Cruz, en la cual estava un ídolo de piedra debaxo del agua donde ofrecían copal. Y yo vi el ídolo y copal, y saqué de allí al ídolo y entré debaxo del agua para sacarle, y puse allí una cruz de piedra, que hasta agora está allí en la misma fuente.
Hay otra muchas fuentes y aguas donde ofrecen, aun en el día de hoy, que convendría requerirlas para ver lo que allí se ofrece.
Cerca de los montes hay tres o cuatro lugares donde se solían hazer muy solemnes sacrificios, y que venían a ellos de muy lexas tierras. El uno de éstos es aquí en México, donde está un montezillo que se llama Tepeácac, y los españoles llaman Tepeaquilla, y agora se llama Nuestra Señora de Guadalope. En este lugar tenían un templo dedicado a la madre de los dioses que la llamavan Tonantzin, que quiere dezir "nuestra madre". Allí hazían muchos sacrificios a honra de esta diosa, y venían a ellos de más de veinte leguas de todas estas comarcas de México, y traían muchas ofrendas. Venían hombres y mugeres, y moços y moças, a estas fiestas. Era grande concurso de gente en estos días, y todos dezían "bamos a la fiesta de Tonantzin", y agora, que está allí edificada la iglesia de Nuestra Señora de Guadalope, también la llaman Tonantzin, tomada ocasión de los predicadores que a Nuestra Señora, la madre de Dios, llaman Tonantzin. De dónde haya nacido esta fundación de esta Tonantzin, no se sabe de cierto, pero esto sabemos cierto, que el vocablo significa, de su primera imposición, a aquella Tonantzin antigua, y es cosa que se debría remediar, porque el proprio nombre de la madre de Dios, Sancta María, no es Tonantzin, sino Dios inantzin. Parece ésta invención satánica para paliar la idolatría debaxo equivocación de este nombre Tonantzin. Y vienen agora a visitar a esta Tonantzin de muy lexos, tan lexos como de antes; la cual devoción también es sospechosa, porque en todas partes hay muchas iglesias de Nuestra Señora y no van a ellas, y vienen de lexas tierras a esta Tonantzin, como antiguamente.
El segundo lugar donde havía antiguamente muchos sacrificios, a los cuales venían de lexas tierras, es cabe la sierra de Tlaxcalla, donde havia un templo que se llamava Toci, donde concurrían gran multitud de gente a la celebridad de esta fiesta Toci, que quiere dezir "nuestra abuela", y por otro nombre se llamava Tzapotlatenan, que quiere dezir "la diosa de los temazcales y de las medicinas". Y después acá edificaron allí una iglesia de Sancta Ana, donde agora hay monesterio y religiosos de nuestro padre San Francisco, y los naturales llámanla Toci, y concurren a esta fiesta de más de cuarenta leguas gente a la fiesta de Toci. Y llaman ansí a Sancta Ana, tomado ocasión de los predicadores que dizen que porque Sancta Ana es abuela de Jesucristo es también nuestra abuela de todos los cristianos, y ansí la han llamado y llaman en el púlpito: Toci, que quiere dezir "nuestra abuela". Y todas las gentes que vienen como antiguamente a la fiesta de Toci, vienen so color de Sancta Ana, pero como el vocablo es equívoco y tienen respecto a lo antiguo, más se cree que vienen por lo antiguo que no por lo moderno. Y ansí también en este lugar parece estar la idolatría paliada, porque venir tanta gente y de tan lexos tierra sin haver hecho Sancta Ana allí milagros ningunos, más parece que es el Toci antiguo, que no Sancta Ana. Y en este año de mil y quinientos y setenta y seis la pestilencia que hay de allí començó, y dizen que no hay gente ninguna allí. Parece misterio de haver començado el castigo donde començó el delicto de la paliación de la idolatría debaxo del nombre de Sancta Ana.
El tercero lugar donde havía antiguamente muchos sacrificios, a los cuales venían de lexas tierras, es a la raíz del Bulcán, en un pueblo de Calpa, que se llama Tianquizmanalco San Juan. Hazían en este lugar gran fiesta a honra del dios que llamavan Telpuchtli, que es Tezcatlipuca. Y como a los predicadores oyeron dezir que San Juan Evangelista fue virgen, y el tal en su lengua se llama telpuchtli, tomaron ocasión de hazer aquella fiesta como la solían hazer antiguamente paliada debaxo del nombre de San Juan Telpuchtli, como suena por de fuera, pero a honra del Telpuchtli antiguo, que es Tezcatlipuca, porque San Juan allí ningunos milagros ha hecho, ni hay por qué acudir más allí que a ninguna parte donde tiene iglesia.
Párrapho séptimo: de las diferencias de piedras
Item nota
Vienen a esta fiesta el día de hoy gran cantidad de gente y de muy lexas tierras, y traen muchas ofrendas. Y cuanto a esto, es semejante a lo antiguo, aunque no se hazen los sacrificios y crueldades que antiguamente se hazían. Y haver hecho esta paliación en estos lugares ya dichos, estoy bien certificado de mi opinión, que no lo hazen por amor de los ídolos sino por amor de la avaricia y del fausto, porque las ofrendas que solían ofrecer no se pierdan, ni la gloria del fausto que recebían en que fuessen visitados estos lugares de gentes estrañas y muchas, y de lexas tierras.
Y la devoción que esta gente tomó antiguamente de venir a visitar estos lugares, es que como estos montes señalados en producir de sí nubes que llueven por ciertas partes continuamente, las gentes que residen en aquellas tierras donde riegan estas nubes que se forman en estas tierras, advertiendo que aquel beneficio de la pluvia les viene de aquellos montes, tuviéronse por obligados de ir a visitar aquellos lugares y hazer gracias a aquella divinidad que allí residía, que embiava el agua, y llevar sus ofrendas en agradecimiento del beneficio que de allí recebían. Y ansí los moradores de aquellas tierras que eran regadas con las nubes de aquellos montes, persuadidos o amonestados del demonio o de sus sátrapas, tomaron por costumbre y devoción de venir a visitar aquellos montes cada año en la fiesta que allí estava dedicada, en México, en la fiesta de Cioacóatl, que también la llaman Tonantzin, en Tlaxcalla, en la fiesta de Toci, en Tianquizmanalco, en la fiesta de Tezcatlipuca. Y porque esta costumbre no la perdiessen los pueblos que gozavan de ella, persuadieron a aquellas provincias que veniessen, como solían, porque ya tenían Tonantzin y a Tocitzin y al Telpuchtli, que esteriormente suena o les ha hecho sonar a Sancta María y a Sancta Ana y a San Juan Evangelista o Baptista, y en lo interior de la gente popular que allí viene está claro que no es sino lo antiguo, y a la secuela de lo antiguo vienen. Y no es mi parecer que les impidan la venida ni la ofrenda, pero es mi parecer que los desengañen del engaño de que padecen, dándolos a entender en aquellos días que allí vienen las falsidad antigua, y que no es aquello conforme a lo antiguo. Y esto debrían de hazer predicadores bien entendidos en la lengua y costumbres antiguas que ellos tenían, y también en la escritura divina.
Bien creo que hay otros muchos lugares en estas Indias donde paliadamente se haze reverencia y ofrenda a los ídolos con dissimulación de las fiestas que la Iglesia celebra a Dios y a sus sanctos, lo cual serla bien imbestigase para que la pobre gente fuesse desengañada del engaño que agora padece.
Párrapho octavo: de las diversidades y calidades de los caminos
En esta letra se ponen las calidades de los caminos por lenguaje proprio, para que se sepan los vocablos proprios para hablar en esta materia.
Caminos anchos, hechos como calçadas, con todas sus calidades.
Después de haver pasado montes y valles y ciénagas y varrancas y caminos de diversas maneras, parecióme lugar oportuno éste para tratar de los caminos por donde la Iglesia ha venido hasta llegar a esta última mansión donde agora peregrina sembrando la doctrina evangélica. A todos es noto que la iglesia militante començó en el reino de Palestina, y de allí caminó por diversas partes del mundo hazia el oriente y hazia el occidente, y hazia el norte y hazia el mediodía. Sábese que hazia la parte del norte hay aún muchas provincias, hay aún muchas tierras ocultas, donde el Evangelio aún no se ha predicado. Y hazia estas partes del mediodía, donde se pensava que ningunas gentes habitavan, aún agora, en estos tiempos, se han descubierto muchas tierras y reinos muy poblados, donde agora se predica el Evangelio. Partió[s]e la Iglesia de Palestina, y ya en Palestina viven y reinan y señorean infieles. De allí fue a Asia, en la cual ya no hay sino turcos y moros. Fue también a África, donde ya no hay cristianos. Fue a Alemania, donde ya no hay sino herejes. Fue a Eoropa, donde en la mayor parte de ella no se obedece la Iglesia. Donde agora tiene su silla más quietamente es Italia y España, de donde pasando el mar océano ha venido a estas partes de la India Occidental, donde havía diversidades de gentes y de lenguas, de las cuales ya muchas se han acabado, y las que restan van en camino de acabarse. Lo más poblado y más bien parado de todas estas Indias Occidentales ha sido y es esta Nueva España, y lo que más agora prevalece y tiene lustre es México y su comarca, donde la iglesia católica está aposentada y pacífica. Pero en lo que toca a la fe católica, tierra estéril y muy trabaxosa de cultivar, donde la fe católica tiene muy flacas raízes, y con muchos trabajos se haze muy poco fructo, y con poca ocasión se seca lo plantado y cultivado. Paréceme que poco tiempo podrá perseverar la fe católica en estas partes, lo uno es porque la gente se va acabando con gran prisa, no tanto por los malos tratamientos que se les hazen como por las pestilencias que Dios les embía. Después que esta tierra se descubrió, ha havido tras pestilencias muy universales y grandes, allende de otras no tan grandes ni universales. La primera fue el año de mil y quinientos y veinte, que cuando echaron de México por guerra a los españoles y ellos se recogieron a Tlaxcalla, huvo una pestilencia de viruelas donde morió casi infinita gente. Después de ésta y de haver ganado los españoles esta Nueva España, y teniéndola ya pacífica, y que la predicación del Evangelio se exercitava con mucha prosperidad el año de mil y quinientos y cuarenta y cinco, huvo una pestilencia grandíssima y universal, donde en toda esta Nueva España murió la mayor parte de la gente que en ella [vi]vía. Y yo me hallé en el tiempo de esta pestilencia en esta ciudad de México, en la parte del Tlatilulco, y enterró más de diez mil cuerpos, y al cabo de la pestilencia diome a mí la enfermedad, y estuve muy al cabo. Después de esto procediéndola las cosas de la fe pacíficamente por espacio de treinta años, pocos más o menos, se tornó a reformar la gente. Agora este año de mil y quinientos y setenta y seis, en el mes de agosto, començó una pestilencia universal y grande, la cual ha ya tres meses que corre, y ha muerto mucha gente, y muere y va muriendo cada día más. No sé qué tanto durará, ni qué tanto mal hará Y yo estoy agora en esta ciudad de México, en la parte del Tlatilulco, y veo que desde el tiempo que començó hasta hoy, que son ocho de noviembre, siempre ha ido creciendo el número de los defunctos, desde diez, veinte, de treinta a cuarenta, de cincuenta a sesenta y a ochenta, y de aquí adelante no sé lo que será.
En esta pestilencia, como también en la otra arriba dicha, muchos murieron de hambre y de no tener quién los curase, ni los diesse lo necessario. Aconteció y acontece en muchas casas cayer todos de las casas enfermos sin haver quién los pudiesse dar un jarro de agua. Y para administrar los sacramentos en muchas partes ni havía quien los llevase a la iglesia, ni quien dixesse que estavan enfermos. Y conozido esto, andan los religiosos de casa en casa, confesándolos y consolándolos. Cuando començó esta pestilencia de ugaño, el señor visorrey don Martín Enríquez puso mucho calor en que fuessen favorecidos los indios, así de comida como de los sacramentos, y por su persuasión muchos españoles anduvieron muchos días por las casas de los indios dándolos comida, y sangradores sangrándolos, y médicos curándolos; y clérigos y religiosos, ansí de Sanct Francisco como de Sancto Domingo, como agustinos, como teatinos, andavan por sus casas para confesarlos y consolarlos. Y esto duró por obra de dos meses, y luego cesó todo, porque unos se cansaron, otros enfermaron, otros se ocupan en sus haziendas. Agora ya faltan muchos de los sacerdotes dichos que ayudavan; ya no ayudan. En este pueblo del Tlatilulco solos los religiosos de Sanct Francisco andan por sus casas confesándolos y consolándolos, y dándolos pan de Castilla que coman, comprando de las proprias limosnas, y todo se va ya acabando que el pan vale muy caro y no se puede haver, y los religiosos van enfermando y cansando, por lo cual hay grande tribulación y africión. Pero con todo, esto el señor visorrey y el señor arçobispo no cesan de hazer lo que pueden.
Párrapho nono: de las diferencias y calidades de los edificios
En esta letra se pone las maneras de casas que se usan entre esta gente, con todas sus calidades, por vocablos proprios para poder hablar en esta materia.
Plega a Nuestro Señor de remediar esta tan gran plaga, porque a durar mucho todo se acaba. Nuestro padre comissario general fray Rodrigo de Sequera en grande manera ha trabajado, ansí con sus frailes como con el señor visorrey, y con los españoles, para que los indios sean ayudados en los espiritual y temporal, el cual ha estado y está en esta ciudad, y no se cansa de trabajar en este negocio.
Pues bolviendo a mi propósito de la peregrinación de la Iglesia, en estos años se han descubierto por estas partes de Laspecería, donde ya están poblados los españoles y se predica el Evangelio, y se trae mucho oro y loza muy rica, y muchas especies. Cerca de allí está el gran reino de la China, y ya han començado a entrar en él los padres augustinos. En este año de mil y quinientos y setenta y seis tuvimos nuevas ciertas de cómo dos de ellos entraron en el reino de la China, y no llegaron a ver al emperador de la China. De muchas jornadas los hizieron bolver, porque por cierta ocasión de guerra que se ofreció los llevaron con mucha honra desde las islas donde están poblados con los españoles hasta cierta ciudad de la China. Y de allí dizen que por consejo del demonio, a quien consultó el emperador de la China o sus sátrapas, los bolvieron a embiar para que se bolviesen a la isla de donde havían partido. Y bolviéronlos con deshonra y con muchos trabajos en que se bieron en la buelta. He oído que está escrita la relación que estos padres augustinos truxeron; ella parecerá en breve tiempo acá y en España. Paréceme que ya Nuestro Señor Dios abre camino para que la fe católica entre en los reinos de la China, donde hay gente habilíssima, de gran pulicía y de gran saber. Como la Iglesia entre en aquellos reinos y se plante en ellos, la fe católica, creo, durará por muchos años en aquella mansión, porque por las islas y por esta Nueva España y el Perón...
Casas reales donde habitavan los señores. Eran casas del pueblo donde se hazia audiencia y concurrían los señores y juezes a determinar las causas públicas.
... no ha hecho más de pasar de camino, y aun hazer camino para poder conversar con aquellas gentes de las partes de la China.
Párrapho dézimo: de las cuevas y simas, y de sus diferencias